Aprendí a caminar con heridas en mi corazón, aprendi que el amor duele y duele mucho cuando amas a la persona equivocada. En mi caminar abracé a falsas amistades, ofrecí te quieros a quien no lo merecía, entregué todo a quien no supo valorar mi esfuerzo, dediqué mis versos a quien no sabía leer poesía, enseñé lo hermoso que era la vida a quien no quería ver y quise acercarme a personas que eran frías conmigo. Aprendí con el tiempo que no siempre es bueno arriesgar, que el corazón es vulnerable, que a veces actuamos bajo emociones, que el olvido llega en su momento. También aprendí que si algo o alguién no nos aporta alegría o pensamientos positivos, sino nos enseña algo, ni nos inspira y alienta a ser mejores personas, tampoco nos da la belleza de su alma o amor ¿para qué guardarle un lugar en nuestra vida ó en nuestro corazón? Ese lugar debe estar reservado a otras personas, a otros momentos, que sí se lo merecen, lo valoren y lo aprecien, pero ante todo también aprendí que siempre hay que sonreír a pesar de todo y ser feliz .
JUAN CARLOS ARANDA.
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Imágen de Internet.
Los lazos no siempre son de Sangre.
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