“No basta con gustarse mucho, hay que saber estar ahí cuando viene lo malo, hay que saber escucharse cuando no quedan ganas de hacerlo, hay que saber resolver problemas en lugar de botarse, hay que saber dejar a un lado los miedos, hay que saber hablar lo incómodo, lo que duele, lo que se tiene que mejorar para el otro. No basta con gustarse mucho, se necesita tiempo, se necesitan detalles, se necesitan sonrisas, se necesita constancia, se necesitan costumbres, se necesita locura, se necesitan palabras, se necesitan acciones, se necesita compromiso, se necesita que no se fallen, se necesita que los dos se necesiten y nunca se cansen de demostrárselo. No basta con gustarse mucho, hay que saber ser hogar, hay que romperse la madre, hay que ponerle todo el puto corazón, hay que dar el mejor intento y cruzar los dedos para que dure lo más cerquita a una vida entera viéndose, cuidándose y queriéndose bonito”.
Yo nunca renuncio fácil, me voy cuando tengo que hacerlo, cuando llegué al límite, cuando no queda más por hacer.
Me voy cuando la desilusión llega a tope, cuando no puedo entregar más porque ya lo di todo, cuando todo no fue suficiente, cuando siento frío inminente...
Sin un hasta pronto, hasta luego, sin una sola oportunidad de regresar, porque cuando salgo por la puerta grande, con mi frente en alto, porque di todo lo que pude y más, me siento en paz conmigo misma.
No basta con gustarse.
***Emmanuel Zavala***
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