Soy experta en congelar a las personas de mi mente y mi corazón.
Las sufro unos días, las lloro, me duelen, las extraño, pero extraordinariamente después nace una fuerza interior dentro de mí que me empuja hacía adelante y no me permite seguir llorando ni lamentando por el pasado.
No es que deje de pensar o deje de amar a las personas de la noche a la mañana, simplemente paso la página y sigo con mi vida, es como si después de un gran dolor mi cuerpo soltara en mi organismo una anestesia, una vacuna anti-tonta anti-lágrimas, anti-dolor, y no deja que los recuerdos me atraviesen las entrañas, mi cuerpo crea mecanismos de defensa para defenderme de los virus que causan insomnio y dolor.
Guardo a las personas que amo, las que me rompen el pecho cuando las echo de menos las dejo dormidas y congeladas en algún lugar dentro de mí donde ni yo misma puedo encontrarlas ni sentirlas.
Se llama Anestesia.
Créditos a quien correponda
No hay comentarios:
Publicar un comentario