miércoles, 24 de enero de 2018

DYSANIA

La Dysania no es una patología en sí, sino un síntoma de que algo no anda bien en nuestra salud física o emocional y que nos hace demorarnos media hora en tomar nuestro estado de alerta para comenzar el día.
Así lo define el doctor Reyes Haro Valencia, director de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM quien dice que es "un estado de conciencia alterado en el que cuesta trabajo despertar a la realidad; es decir, el cuerpo llama a seguir durmiendo, a pesar de que sabes que es hora de levantarse”.
Los expertos en trastornos del sueño indican que una persona normal debe lograr despertar y estar alerta en no más de diez minutos, mientras que una persona que manifiesta dysania puede demorar incluso media hora o más.
Esta afección suele estar vinculada a personas que padecen alteraciones emocionales o físicas que pueden influir notablemente en el descanso. También se registra en aquellos que tienen horarios irregulares, cambios repentinos de rutina, estrés debido al exceso de trabajo.
Al ser un síntoma que afecta nuestro día a día, la dysania suele ir acompañada de irritabilidad y mal humor que se presenta ante las dificultades que se sufren al despertarse y salir del estado somnoliento.

De acuerdo con el doctor Reyes Haro, el no padecer de esta complicación "es una cuestión de hábitos, de comportamientos aprendidos y de educación, más que de una cuestión genética. Esto no es algo fisiológico, ya que las actividades diarias determinarán tu tiempo de descanso y tu tiempo activo".

Según la mitología griega el encargado de inducirnos el sueño es Morfeo, hijo de Hipnos, que personificaba el sueño, y de Nix, la noche. Morfeo es representado con alas que se baten rápida y silenciosamente, lo cual le permite desplazarse con gran celeridad creando un mundo onírico. Además, el dios griego tiene la capacidad de adoptar una apariencia humana para aparecer en los sueños, especialmente la de los seres queridos. Tuvo un final trágico, ya que fue fulminado por Zeus por haber revelado secretos divinos a los mortales a través de las ensoñaciones.

Cada uno de nosotros tenemos unas necesidades de descanso nocturno, por lo que el tiempo de sueño tiene enormes variaciones individuales, en las que interviene de forma directa el ritmo biológico del sueño. En ocasiones tenemos dificultes para salir de la cama por las mañanas, entramos en un estado de confusión o aturdimiento, especialmente cuando entra en juego cambios del ritmo del sueño, bien sea por trabajo o por capricho, necesidad de madrugar en exceso, cambios en el ritmo del sueño… En cualquier caso, bastan unos 10 minutos para que alcancemos el estado de alerta adecuado. En algunas personas este tiempo se prolonga en exceso, existiendo una dificultad extrema que se dilata más allá de los treinta minutos. Se dice que sufren dysania.

Como ya de ha dicho La dysania consiste en un trastorno del sueño que puede ser producido por insomnio (inicial o terminal) o por una alteración del patrón del sueño, y que conduce a un estado de confusión tras despertarnos. En las personas con dysania el cuerpo les pide seguir durmiendo a pesar de que son conscientes de que ha llegado el momento de levantarse. Además, la dysania suele ir acompañada de irritabilidad o “mal humor”, provocados por la imposibilidad de despertar.
En sí misma la dysania no puede ser considerada una enfermedad sino como un síntoma de que “algo” no funciona de forma correcta en el organismo. Traduce que el cuerpo no ha dormido lo suficiente. Esta alteración del sueño guarda una relación más estrecha con los hábitos y horarios de sueño, o con una situación de estrés personal, que con un trastorno hereditario o genético. Lo que sucede a lo largo del día tiene su traducción durante la noche.
Por otra parte, esta alteración de la conciencia puede ser una manifestación de una enfermedad, como sucede en algunos pacientes con síndrome de fatiga crónica o depresión.

COMO TRATARLA
Lógicamente, lo primero es identificar la causa de la dysania y tratar de ponerle freno. Así, por ejemplo, si el estrés está condicionando nuestro descanso, conviene poner en práctica una serie de ejercicios relajantes antes de dormir o tomar un baño relajante para conciliar mejor el sueño. También pueden ayudar las brumas de almohada con fragancias de plantas relajantes. Si el problema persiste, consultar al médico.
Es fundamental revisar los horarios de sueño y también la alimentación, en especial lo que tomamos en la cena ya que algunos alimentos pueden robarnos el descanso. Conviene evitar el uso de ordenadores y dispositivos móviles en las horas de sueño y, sobre todo, alejarnos de la zona de descanso.
La Web

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