Observar te enseña a callar mucho:
En el silencio, escuchamos lo que otros omiten y lo que nuestra alma grita. Callar es un breve retiro meditativo y más en una época donde las voces y opiniones amenazan con ahogar la reflexión profunda.
Queridos, adoptar el rol de observadores atentos, desarrolla una mejor conexión con los demás, no solo a través de sus palabras, sino también a través de sus silencios, sus gestos, sus miradas. En la quietud, somos capaces de escuchar aquello que yace en el subtexto de nuestras interacciones: las emociones no expresadas, las intenciones ocultas, y hasta los sueños no verbalizados. Calla un poco más, y aprenderás a leer las sutilezas de la comunicación humana que trascienden las palabras: un suspiro, una pausa, un cambio en la mirada. Estos detalles, a menudo inadvertidos, pueden revelar más sobre una persona que mil palabras.
El silencio para mi se ha convertido en una forma de resistencia y sabiduría, un balcón con vista a lo escondido. En el silencio resuenan las verdades más grandes.
_Daniel Habit
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