Hay un momento en la vida que se comprende que hay personas que brillan sin ser estrellas, y que hay silencios que separan sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así... sin sentido, nos desesperamos por darle uno y olvidamos que sólo somos pasajeros, que no hemos venido a quedarnos, hemos venido a encontrarnos. Nadie se va, todos nos acercamos o nos separamos, y siempre estamos en el corazón.
El tiempo enseña y uno comienza ha aprender a querer más, pero a menos personas. Enseña que hay días que todo está desordenado: El cabello, la cama, las palabras, el corazón. Y que a pesar de eso uno siempre se merece seguir adelante, porque si tiras la toalla, no tendrás con que secarte cuando pase la tormenta. ¡Vinimos a este mundo terrenal a tratar de ser feliz a pesar de las circunstancias, a pesar de que la vida te juegue malas pasadas, a pesar de todo.